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Siempre al lado de "los lobitos buenos"

lunes, 6 de abril de 2015

Nuevos ECOS DE MORIBUNDIA "entre teclas": Recomendamos la lectura de MUERTE DE UN APICULTOR de Lars Gustafsson: ¡BUEN PROVECHO!



                  Resultado de imagen de abejas     

                               Querid@s, 

como considero que lo que Juan Marqués dice en esta entrada del Blog La tormenta en un vaso está bien escrito, y además habla claramente del libro que termino de leer 

                     Muerte de un apicultor de Lars Gustafsson, 

                         Resultado de imagen de muerte de un apicultor lars gustafsson


para recomendaros -tanto el libro de Editorial Nórdica, como el Blog- hago como los "malos alumnos", 

                               Resultado de imagen de muerte de un apicultor lars gustafsson

      y con todo el respeto, paso a practicar el "corto y pego" de cierta parte del artículo:

                                                                   Resultado de imagen de copiones


Es una novela muy “individualista” al tratarse del testimonio personal de un hombre solitario condenado a muerte por un cáncer de bazo. En un prólogo muy prescindible (por lo poco elegante y lo poco hábil a la hora de conseguir lo que pretende), alguien (seguramente Gustafsson, sin apenas trasunto narrativo, pues se refiere explícitamente a la pentalogía que esta novela cierra) nos explica que lo que sigue son las anotaciones encontradas en los tres cuadernos que dejó Lars Lennart Westin (que comparte con su creador no sólo el nombre de pila sino, al menos, el año y lugar de nacimiento). Y esas notas, ordenadas por su falso editor constituyen algo así como el diario de ese hombre desde que sabe de su enfermedad (aunque, por no saber y así mantener alguna esperanza, quema sin leer la carta del hospital donde intuye que le comunican la fatal noticia) hasta que ésta termina con él. Entre un acontecimiento y otro, la crónica del apagamiento —insistiendo mucho más en el dolor físico que en la certeza de la desaparición— y, con ella, el repaso a sus cuatro décadas de existencia, empezando por lo más reciente —un matrimonio fracasado— y recordando después la no tan remota infancia, dada la juventud del personaje. A pesar de la brevedad de la novela, hay páginas suficientes como para que tenga notables altibajos en todos los sentidos, y así, tras un capítulo significativamente titulado “Entreacto”, viene intercalada una pequeña narración titulada “Cuando Dios despertó”, que, aunque está en cierto modo fuera de la novela, al margen de la narración principal, es sin embargo y sin duda la cumbre narrativa de Muerte de un apicultor, diez páginas sublimes que convierten la novela en inolvidable, y en las que se cuenta exactamente lo que anuncia su título: el momento en el que, tras un sueño de veinte millones de años, Dios despierta y comienza a complacer todas las oraciones humanas acumuladas durante ese tiempo, provocando la más gigantesca y formidable confusión.
Ese relato, en el que, entre otras cosas, la humanidad descubre que Dios no era un padre sino una madre, adquiere una especial relevancia al estar escrito, dentro de la ficción, por alguien que va a morir, alguien escéptico y materialista que por otra parte “nunca había comprendido hasta ahora que toda la posibilidad de sentirnos, experimentarnos a nosotros mismos como algo compacto y ordenado, como un yo humano, está relacionada con la existencia de una posibilidad de futuro. La idea entera del yo descansa sobre la certidumbre de que también habrá mañana” (p. 109). O que se hace consciente de que “en el universo nadie está en su casa” (p. 183).
Siendo una novela fúnebre, tan definitivamente crepuscular, Muerte de un apicultor tiene la mala suerte de aparecer en las librerías a la vez que esa Elegía de Philip Roth(Everyman en su muy superior título original) que ha de ser ya considerada un hito dentro del género, pero también es curioso comprobar cómo las reflexiones de ambos relatos alcanzan a veces conclusiones casi idénticas: si el anónimo protagonista de Roth bromea amargamente con la posibilidad de escribir unas memorias simplemente tituladas Vida y muerte de un cuerpo masculino, el sueco comprende que “no soy más que un cuerpo. Todo lo que tengo que hacer, todo lo que me es posible hacer, sólo lo puedo hacer dentro de este cuerpo” (p. 137). Ambas novelas deberían ser leídas por todos aquellos que busquen libros que traten de las cosas verdaderamente importantes, y que lo hagan de una forma cruda, sin concesiones ni eufemismos, afrontando la realidad final como es, sin negar por ello —más bien al contrario— lo que la vida tiene de milagroso o de sorprendente, lo que el bíblico Libro de la Sabiduría llamó “nuestra porción y nuestra suerte”.
Algún lector podría confundirse o desconcertarse al leer cómo la última línea de la novela, el último apunte de su falso autor afirma que “siempre cabe esperar”, en lo que podría interpretarse como una última posibilidad de salvación, de redención, de vida..., como un final casi optimista para una novela naturalmente trágica. No creo que esa sea la intención de Gustafsson, sino tal vez una última broma casi macabra, una cruel ironía hacer escribir eso a alguien que inmediatamente después va a desaparecer. O quizá sea otra forma de sorprenderse y sorprendernos comprobando cómo es (cómo somos) cada hombre, incluso en los últimos minutos de existencia, realmente incapaz de concebir su propia extinción. “El hombre, ese curioso animal que vacila entre el animal y la esperanza” (p. 173).

                        Buena lectura para quien se anime
                                       ¡Salud y risas!

2 comentarios:

  1. Ufffff...qué buena pinta!!!
    Tu "corta y pega" ha resultado muy motivador, jejeje
    Gracias por la recomendación...me animaré a leerlo que estoy un pelín harta de manuales sobre la adolescencia,jejeje (que es lo que absorbo últimamente,jajaja)
    Un besazo, Luis...y a darle aire a este rincón que es imprescindible!!!

    Te regalo una canción..espero que te guste.
    A mi me encanta!!

    https://www.youtube.com/watch?v=InJhQ-kp9Kk

    Y Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca, debes rogar que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de conocimiento. Pide que el camino sea largo, que sean muchas las madrugadas que entrarás en un puerto que tus ojos ignoraban que vayas a ciudades a aprender de los que saben. Ten siempre en el corazón la idea de Itaca. Tienes que llegar, es tu destino, pero no fuerces nada la travesía. Es preferible que dure muchos años, que seas viejo cuando fondees la isla, rico de cuanto habrás ganado en el camino, sin esperar a que dé más riquezas. Itaca te ha dado el bello viaje sin ella no habrías salido. Y si la encuentras pobre, no es que Itaca te haya engañado. Sabio, como bien has hecho, sabrás lo que significan las Ítacas. II Más lejos, tenéis que ir más lejos de los árboles caídos que os aprisionan, y cuando los hayáis ganado tened bien presente no deteneros. Más lejos , siempre id más lejos, más lejos del presente que ahora os encadena. Y cuando estaréis liberados volved a empezar nuevos pasos. Más lejos, siempre mucho más lejos, más lejos del mañana que ya se acerca. Y cuando cree que llegado, sabed encontrar nuevas sendas. III Buen viaje para los guerreros que a su pueblo son fieles favorezca el Dios de los vientos el velamen de su barco, ya pesar de su viejo combate tengan placer de los cuerpos más amantes. Llenad redes de queridos estrellas llenos de aventuras, llenos de conocimiento. Buen viaje para los guerreros si a su pueblo son fieles, el velamen de su barco favorezca el Dios de los vientos, ya pesar de su viejo combate el amor llene su cuerpo generoso, encuentren los caminos de los viejos anhelos , llenos de aventuras, llenos de conocimiento.

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  2. Gracias Natty por incluir en tu comentario -siempre agradable y bien venido- la música del Lluis Llach, que tanto me gusta, además de la letra de su Viaje a Ítaca.
    Te respondo con el poema de KAVAFIS (Edición y traducción, Pedro Bádenas de la Peña) que dio a Llach el aire y el soplo mediterráneos:

    "Cuando emprendas tu viaje a Itaca
    pide que el camino sea largo,
    lleno de aventuras, lleno de experiencias.
    No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
    ni al colérico Poseidón,
    seres tales jamás hallarás en tu camino,
    si tu pensar es elevado, si selecta
    es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
    Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
    ni al salvaje Poseidón encontrarás,
    si no los llevas dentro de tu alma,
    si no los yergue tu alma ante ti.

    Pide que el camino sea largo.
    Que muchas sean las mañanas de verano
    en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
    a puertos nunca vistos antes.
    Detente en los emporios de Fenicia
    y hazte con hermosas mercancías,
    nácar y coral, ámbar y ébano
    y toda suerte de perfumes sensuales,
    cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
    Ve a muchas ciudades egipcias
    a aprender, a aprender de sus sabios.

    Ten siempre a Itaca en tu mente.
    Llegar allí es tu destino.
    Mas no apresures nunca el viaje.
    Mejor que dure muchos años
    y atracar, viejo ya, en la isla,
    enriquecido de cuanto ganaste en el camino
    sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

    Itaca te brindó tan hermoso viaje.
    Sin ella no habrías emprendido el camino.
    Pero no tiene ya nada que darte.

    Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
    Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
    entenderás ya qué significan las Itacas."

    BESOS Y RISAS, amiga.



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