El pasado 22 de febrero presentamos en LIBRERÍA OCTUBRE de MORIBUNDIA
el libro de poemas La voz estremecida de Pablo Malmierca, esto fue lo que dijimos:
“Del
desgarramiento hegeliano al compromiso moral con el oficio poético”
Sobre LA VOZ ESTREMECIDA de PABLO MALMIERCA
Una de las claves y
estrategias necesarias a la hora de merodear, indagar o reflexionar sobre el
pensamiento poético de un autor, es poner sus versos frente al espejo que le
ofrece su obra anterior, a fin de poder entender el caminar de sus versos y los
conceptos que configuran el hecho poético que pretende, si éste no es solamente
una mera colección de poemas.
Por amistad, por
cercanía y por respeto a su trabajo, he tenido la suerte de conocer todos los
libros de poesía de Pablo Malmierca, libros con la tipología y la entidad
respectiva y peculiar de cada uno, pero a la vez, lugares, y subrayo esto de los lugares, donde la hechura de los
versos han ido cobrando mayor relevancia y mayor altura con el paso del tiempo.
Estamos, pues, delante de una obra en proceso.
Así, aquello que en su
primer libro dD estaba al lado del “desgarramiento
hegeliano”, es decir, “del encuentro de sí mismo con la verdad que pretende
buscar” y que le llegaba desde las múltiples presencias de lo psicológico, o aún más, de todo aquello
que rondaba los mundos de la psiquiatría; y que a la postre y afortunadamente se
iría decantando hacia el lado de lo moral. Modo de acción poética desgranado con
atención y mesura en sus versos de forma cada vez más abierta e intencionada en
su segundo libro No comas mi corazón;
de modo que aquello que denominamos en dD y gracias a la gradación de las imágenes
poéticas, como POEPICOMIC, tan cercano a mi juicio a la épica de las imágenes
del gran dibujante francés Moebius, se iría abriendo poco a poco y de manera
ponderada, pero con los ajustes necesarios, a una definición de lo poético que ya
en No comas mi corazón me atreví a
calificar de POETICOMIC, dado el alto grado de compromiso moral que desde la
poesía y la limpieza de sus versos planteaba el poeta. Puedo decir también, que
se podría considerar esos dos primeros libros como “libros frontera”, como
lugares de paso abierto, que se ofrecían al descubrimiento de un lenguaje cada
vez más peculiar y determinante para el estilo de nuestro poeta.
La
voz estremecida, siendo también un libro de amor y búsqueda,
recoge el guante que le lanzara todo lo anterior y se abre en forma de Libro de
entrega y ofrecimiento, rítmicamente ajustado hacia una Neopoética centrada, ahora sí, en la Metapoesía y en el deseo de desenmascarar, desde el desgarro o la
serenidad de los versos, el batiburrillo de afluentes poéticos que aparecen
desde sus gaseosos “no lugares” enturbiando el río incesable de aquella poesía
que está y pretende la búsqueda de la limpieza y la claridad.
Estremece esta voz que
se busca en la necesidad de orearse en el compromiso moral con el propio lenguaje,
con sus usuarios y con aquellos que vistiéndose de poetas con mando, inclusive
a distancia, reparten el bullicio y las prebendas literarias como si fuesen los
poseedores del sonido, del silencio e inclusive de los ruidos.
En los versos de Pablo Malmierca
vemos a la poesía serena pero contundente apareciendo como mediadora, como
intermedio o metaxú platónico, entre el lenguaje y las cosas que nos rodean; o
lo que viene a ser similar, la poesía surgirá como intermedio entre la voz del
yo poético y lo otro poetizado y estremecedor que nos circunda buscando y
pidiendo su lugar. Pero esta mediación,
este acercamiento, lo va a presentar
Pablo Malmierca desde la ruptura, desde
la génesis de un vacío estremecido
pero sin embargo renovador y generador de lugares
y “encuentros” necesarios.
Este lugar nuevo, este
espejo que devuelve constantemente al poeta las imágenes necesarias, y que
aparece desde el vacío, es
estremecedor a la vez que clarificador, porque genera y busca acciones,
-benditos sean por siempre los verbos-, y nombra lo que necesita, -benditos
también los sustantivos-, sin acudir a lo hueco y sin la contundencia que se deriva
de los adjetivos gaseosos y gasificados tan mal usados y abusados en las
poéticas del barullo y el batiburrillo
especular de las pantallas.
La
voz estremecida, es un libro de poemas, acertado,
certero, organizado y bien construido, que ha salido del armario de lo
simplista hueco y ha huido del atufado poemario modernil para fluir limpio y
construir una propuesta que se acrecentará con los dos próximos libros de esta Trilogía
implicada en la lucidez que se deriva de una mezcla cuidada de ritmos diversos
y tipologías poéticas diferentes, donde cobra fuerza eso neutro que es
vivificante y tanto nos gusta: lo oscuro, lo seco, lo vacío, lo grave, lo gore,
lo abstruso…, en definitiva, lo poético.
Termina La voz estremecida con una contundencia
definitoria y abierta a partir de los Números
y las Cenizas en busca de nuevos Estremecimientos, o lo que es lo mismo
si jugamos con el lenguaje, “Extremecimientos” o mecimientos extremos desde la
palabra poética necesaria.
De “la voz estremecida”
iremos caminando hacia El tacto
estremecido, su próximo libro. Dejémonos acariciar, mecer y abrazar por
esta propuesta poética seguramente configuradora de un nuevo gran libro.
Enhorabuena poeta!
Luis
Ramos de la Torre
Zamora 20-02-2020