así seguimos

así seguimos
Siempre al lado de "los lobitos buenos"

lunes, 24 de febrero de 2020

"DEL DESGARRAMIENTO HEGELIANO AL COMPROMISO MORAL CON EL OFICIO POÉTICO" (LA VOZ ESTREMECIDA de PABLO MALMIERCA)








El pasado 22 de febrero presentamos en LIBRERÍA OCTUBRE de MORIBUNDIA
el libro de poemas La voz estremecida de Pablo Malmierca, esto fue lo que dijimos:


“Del desgarramiento hegeliano al compromiso moral con el oficio poético”
                       
                         Sobre LA VOZ ESTREMECIDA de PABLO MALMIERCA


Una de las claves y estrategias necesarias a la hora de merodear, indagar o reflexionar sobre el pensamiento poético de un autor, es poner sus versos frente al espejo que le ofrece su obra anterior, a fin de poder entender el caminar de sus versos y los conceptos que configuran el hecho poético que pretende, si éste no es solamente una mera colección de poemas.
Por amistad, por cercanía y por respeto a su trabajo, he tenido la suerte de conocer todos los libros de poesía de Pablo Malmierca, libros con la tipología y la entidad respectiva y peculiar de cada uno, pero a la vez, lugares, y subrayo esto de los lugares, donde la hechura de los versos han ido cobrando mayor relevancia y mayor altura con el paso del tiempo. Estamos, pues, delante de una obra en proceso.
Así, aquello que en su primer libro dD estaba al lado del “desgarramiento hegeliano”, es decir, “del encuentro de sí mismo con la verdad que pretende buscar” y que le llegaba  desde  las múltiples presencias de lo psicológico, o aún más, de todo aquello que rondaba los mundos de la psiquiatría; y que a la postre y afortunadamente se iría decantando hacia el lado de lo moral. Modo de acción poética desgranado con atención y mesura en sus versos de forma cada vez más abierta e intencionada en su segundo libro No comas mi corazón; de modo que aquello que denominamos en dD y gracias a la gradación de las imágenes poéticas, como POEPICOMIC, tan cercano a mi juicio a la épica de las imágenes del gran dibujante francés Moebius, se iría abriendo poco a poco y de manera ponderada, pero con los ajustes necesarios, a una definición de lo poético que ya en No comas mi corazón me atreví a calificar de POETICOMIC, dado el alto grado de compromiso moral que desde la poesía y la limpieza de sus versos planteaba el poeta. Puedo decir también, que se podría considerar esos dos primeros libros como “libros frontera”, como lugares de paso abierto, que se ofrecían al descubrimiento de un lenguaje cada vez más peculiar y determinante para el estilo de nuestro poeta.
La voz estremecida, siendo también un libro de amor y búsqueda, recoge el guante que le lanzara todo lo anterior y se abre en forma de Libro de entrega y ofrecimiento, rítmicamente ajustado hacia una Neopoética centrada, ahora sí, en la Metapoesía y en el deseo de desenmascarar, desde el desgarro o la serenidad de los versos, el batiburrillo de afluentes poéticos que aparecen desde sus gaseosos “no lugares” enturbiando el río incesable de aquella poesía que está y pretende la búsqueda de la limpieza y la claridad.
Estremece esta voz que se busca en la necesidad de orearse en el compromiso moral con el propio lenguaje, con sus usuarios y con aquellos que vistiéndose de poetas con mando, inclusive a distancia, reparten el bullicio y las prebendas literarias como si fuesen los poseedores del sonido, del silencio e inclusive de los ruidos.
En los versos de Pablo Malmierca vemos a la poesía serena pero contundente apareciendo como mediadora, como intermedio o metaxú platónico, entre el lenguaje y las cosas que nos rodean; o lo que viene a ser similar, la poesía surgirá como intermedio entre la voz del yo poético y lo otro poetizado y estremecedor que nos circunda buscando y pidiendo su lugar. Pero esta mediación, este acercamiento, lo va a presentar Pablo Malmierca desde la ruptura, desde la génesis de un vacío estremecido pero sin embargo renovador y generador de lugares y “encuentros” necesarios.
Este lugar nuevo, este espejo que devuelve constantemente al poeta las imágenes necesarias, y que aparece desde el vacío, es estremecedor a la vez que clarificador, porque genera y busca acciones, -benditos sean por siempre los verbos-, y nombra lo que necesita, -benditos también los sustantivos-, sin acudir a lo hueco y sin la contundencia que se deriva de los adjetivos gaseosos y gasificados tan mal usados y abusados en las poéticas del barullo y el  batiburrillo especular de las pantallas.
La voz estremecida, es un libro de poemas, acertado, certero, organizado y bien construido, que ha salido del armario de lo simplista hueco y ha huido del atufado poemario modernil para fluir limpio y construir una propuesta que se acrecentará con los dos próximos libros de esta Trilogía implicada en la lucidez que se deriva de una mezcla cuidada de ritmos diversos y tipologías poéticas diferentes, donde cobra fuerza eso neutro que es vivificante y tanto nos gusta: lo oscuro, lo seco, lo vacío, lo grave, lo gore, lo abstruso…, en definitiva, lo poético.
Termina La voz estremecida con una contundencia definitoria y abierta a partir de los Números y las Cenizas en busca de nuevos Estremecimientos, o lo que es lo mismo si jugamos con el lenguaje, “Extremecimientos” o mecimientos extremos desde la palabra poética necesaria.
De “la voz estremecida” iremos caminando hacia El tacto estremecido, su próximo libro. Dejémonos acariciar, mecer y abrazar por esta propuesta poética seguramente configuradora de un nuevo gran libro.
Enhorabuena poeta!
                                                                                  Luis Ramos de la Torre

                                                                                     Zamora 20-02-2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario