Escuchantilandia 6/VI, Cadena SER, Zamora 29-X-10
"Buenos días amigas y amigos Escuchantilandianos, por aquí seguimos con todos ustedes intentando hacer de estos tiempos otoñales algo más llevadero.
La verdad es que debemos estar contentos, porque con esto del recuerdo a los difuntos y las celebraciones de estos días de noviembre, el fin de semana parece que va a alargarse, y eso como saben, es algo muy de agradecer.
Queremos recordar hoy también por su importancia, -que la tiene-, el Centenario del nacimiento de alguien tan honrado como fue el poeta Miguel Hernández, y con ello nos vamos a poner, -¿cómo no?- del lado de los escritores, los pensadores y todas aquellas personas que toman como baluarte de su vida la humildad y el compromiso: ¡Salud, Marcelino Camacho!
Miren, uno no deja de pensar que no sé si será que el otoño conmueve a la gente, o los cambios de luz, o las excusas dichosas y continuas que escuchamos sobre la crisis, pero el caso es que el personal anda un poco deslumbrado y aceleradillo; y si observan un poco la cosa de los tráficos se darán cuenta, por ejemplo, del exceso de velocidad que peinan algunos conductores de vehículos.
¡Ojito, ojito!, y, ¡cuidado por donde cruzan!, que esta Moribundia esta muy dislocada. Así que, miren bien por donde van, no les suceda como a nuestro compañero de la Universidad Laboral , pues no sólo está la cosa de los atropellos, sino que después aparecen los juicios, las interpretaciones, las interpelaciones, los recursos, y con el tiempo, lo único que nos queda tras estos barullos es la cabeza caliente, el bolsillo revuelto, y el “¿por qué no me iría por otro lado?”.
Ya estarán al tanto, amigos Escuchantilandianos, de que el próximo sábado hay que cambiar la hora y seguir el horario de invierno, así que, ¡hala, hala! no se me despisten, pues todo esto afecta bastante a nuestro ritmo circadiano, ya que se produce una repentina aunque corta alteración de las horas de luz, y eso dicen que influye bastante en el comportamiento humano y animal. Recuerden, -como aseguran los expertos-, que por el día la retina capta la luz y la envía al cerebro quien regula los niveles hormonales como los que se encargan del comportamiento: ¡Uy, cómo me estoy poniendo!
Pero miren, ¡qué casualidad!, pues esto de jugar con la luz oscureciéndonos los futuros, o jugar con el comportamiento entristeciéndonos las perspectivas, o jugar con el cerebro anestesiando las posibilidades de los paisanos, es lo que hacen a diario esas mandantas y mandantes que por aquí hemos mal elegido y que mal nos representan y engañan a toda nuestra Moribundia del alma.
Y encima para más INRI; resulta que ahora se les ha subido el ahorro a la cabeza y si te descuidas, las luces de la ciudad se apagan de noche y subes a las ocho de la mañana a trabajar sólo con los destellos de los semáforos, o por el contrario las dichosas lucecillas se encienden cuando ya ha anochecido, y andas por “la calle de las pipas”, sí, sí, como lo oyen, por el tontódromo que decíamos antes, realmente a oscuras.
La verdad es que un servidor de cuentas-cuentas y de esas cosas, no es que entienda mucho, pero las haciendas caseras siempre funcionaron con un poco de “saco de aquí para meter allí” usando, entre otras cosas de andar por casa, aquello de “la cuenta de la vieja” y asuntos por el estilo. Pero ahora, con tanto economista especializado, tanto administrador y gestor de empresas imposibles, tanto experto en mercados, tanto interventor en bolsa, tanto agente de publicidad, y tanto técnico de la última técnica más cualificada y tecnificada poblando las instituciones, resulta que las cuentas del Ayuntatemiento y de la Diputatación andan por los suelos y los subsuelos, y no funcionan ni “p’atrás”.
Así que, únicamente y a modo de aficionado, vas y te pones a revisar la cosa, y te das cuenta que no “furrulan”, -pónganle ustedes el nombre que quieran-, ni el Polígono de Esto, ni el Pentágono de Aquello, ni el Círculo de más allá. Vamos que a nuestros mal elegidos regidores se les están soliviantando no sólo las matemáticas y la geografía, sino también la geometría provincial, y así andan ellos, ¡cuitadicos! entre líneas quebradas y espirales sin centro.
Aya yayay! Ya llegará mayo y sus votos, y los mismos mandantes y mandantas pertrechados con sus verborreas y logomaquias intentarán convencernos de que ellos y no los otros, y como aquel jabón, “lavan más blanco”.
Jé-jé-jé, y así seguimos, todo cada vez más sucio, abandonado, descolocado y avejentado, y ellos a su juego, y nosotros de comparsas. ¡Vaya panda!, pero bueno ¡viva la alegría y el colorido, y que siga la fanfarria!
En fin, amigos Escuchantilandianos, ya saben, como siempre, son Ecos de Moribundia. Cuídense y quiéranse que nosotros, ¿cómo no?, lo seguiremos intentando".
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