Y nunca mejor dicho lo del "boca a boca", pues quiero daros referencia de un texto que aparece en uno de sus libros editado por Siruela: Detrás de la boca.
En el fragmento titulado ¿Qué fue antes, la boca o la leche?, podemos observar un texto precioso sobre el asunto de la lactancia que da mucho que pensar respecto de la importancia futura de ese momento especial, unas veces exageradamente denostado y otras demasiado impostado.
A mi me parece un momento de amor y tacto irrepetible.
Escribe Menchu Gutiérrez:
“La mujer recuerda los diminutos labios de su hijo. Los ve, poco después de nacer, separarse de la rara flor en la que se ha convertido su pezón. Los alvéolos agrandados y extendidos, como pétalos. Los labios derraman un poco de leche por el labio inferior y la pequeña barbilla. Tan pequeña su boca, tan pequeña su garganta, la cavidad de su esófago, que la leche, manchada con el oro líquido del calostro, parecía vomitada directamente del estómago. Como si todos los órganos no formaran más que un solo vaso muy pequeño que se hubiera llenado muy deprisa.
El primer alimento y la primera experiencia con el sabor, el sabor de la leche materna que nunca más vuelve a nuestra boca y que, sin embargo, la marca de forma indeleble.
Nuestro prisionero recuerda la historia de otro prisionero, el anciano Cimón, que mientras esperaba ser ejecutado, recibía las visitas de su hija en la cárcel. La joven, que acababa de ser madre, amantaba a un padre atado con cadenas y torturado por el hambre y la sed. Y nuestro prisionero piensa que el anciano tuvo el privilegio de nacer dos veces a la boca.”A partir de aquí, que cada uno siga por donde quiera
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