Escuchantilandia 9/VI, Cadena SER Zamora, 19-XI-10
Buenos días amigas y amigos Escuchantilandianos, como siempre la radio es un lugar estupendo donde poder encontrarnos a esta hora de los viernes, así que: hala, hala, vamos a seguir disfrutando juntos.
Miren, ¡Qué a gusto nos quedamos todos cuando tenemos la oportunidad y la posibilidad de compartir actos y momentos interesantes e importantes, ya sean actos de amistad, momentos culturales, reuniones sociales, o debates económicos y políticos!
¡Qué bien se nos queda el cuerpo, leñe, cuando las cosas están bien hechas! Pues bueno, yo quiero decirles que a pesar o gracias, uno no sabe muy bien, a la fusión de las Cajas de la región en una sola, sus responsables, -al menos a día de hoy-, han logrado mantener ciertos eventos que después de haberse ido consolidando con el paso de los años, -¡Uyuyuyuy, cuidado no hablemos muy alto!-, van logrando sobrevivir a los avatares de las “econosuyas” y con ello, podemos seguir disfrutando de algunos buenos momentos como los que se producen por ejemplo en los Ciclos de cine de Caja España o en las Jornadas dedicadas al Otoño-Jazz.
Últimamente, en el caso de las cinematografías “cajeras”, hemos podido comprobar cómo películas musicales en versión original como Cantando bajo la lluvia o Un día en New York, siguen estando vigentes en nuestro imaginario colectivo debido a su calidad y a su realidad de obras maestras del cine.
Como saben, no suele ser uno muy proclive al asunto ese de dar jabón a nadie, pero tengo que decir que igualmente el Otoño-Jazz de este terrible año de crisis ha sido una muestra con la presencia de Tingvall Trío entre otros, de que cuando se quiere, y a pesar de todo, se pueden hacer las cosas bien.
Pero hablando de esas “econosuyas” y de eso que está tan en boga como son las cajas y sus envueltos y fusiones, quiero recordar que en este pintoresco y enfadado país que es el nuestro, normalmente somos muy dados al corporativismo y a buscar la palabra más escéptica, el mayor eufemismo posible para no molestar a quien la denominación utilizada se dirige; y un servidor, que de bancos y de fusiones no entiende mucho, más bien nada, se pregunta ¿cómo no se dan cuenta los mandantes de esas entidades que es muy difícil vender un producto bancario que se llame todo ese blá- blá- blá que se llama y al final Caja España y Caja Duero? No sería más cómodo buscar un nombre sencillo que todo el mundo entendiese y pudiese recordar.
Miren, sin que sirva de precedente, me voy a poner original y les voy a hacer un regalito a los encargados del márketing-marquéting-marquetíng de dicha entidad, y les animo jé-jé, -eso sí reconociéndome los derechos de autor ¿eh?-, a que consideren que si una de las fusionables era Caja Duero con D de dedo y la otra se llamaba Caja España con E de equilibrio, junten ambas mayúsculas D y E, y llamen a la nueva entidad, sencillamente Caja DE, así como suena Caja DE, y ya veremos después qué sucede. ¡Ven qué fácil y que operativo!
¡Ayayayayay los nombres, amigos Escuchantilandianos! ¿Qué pasa con los nombres? Como saben, lograr un nombre es todo un fin esencial en esta sociedad de la engañifa y la piltrafa, y lo que luchan y luchan muchos ¡oigan! por tener un nombre, por hacerse un nombre y tener fama, y salir en la Caja Tonta cada vez más llena de espantajos que serán hombres y mujeres por la forma de sus carnes, pero para llegar a personas les falta demasiado! No voy a citar, por supuesto, nombres de innombrables.
Así que si ustedes quieren olvidarse de famosillos sin cerebro y pasar un rato entre personas que tienen mucho que decir, no se olviden que la próxima semana y más concretamente el jueves, viernes y sábado celebraremos en la Biblioteca Pública las IV Jornadas del Seminario Permanente Claudio Rodríguez tituladas El lugar de la utopía, en las que ensayistas y filósofos como Francisco Fernández Buey, Miguel Marinas, Bernardo Atxaga, José Luis Pardo, o poetas como Pablo García Baena, Isabel Pérez Montalbán o Eugenio Padorno estarán con todo el que quiera acudir, analizando los mundos de la utopía y el compromiso, no sólo en la poesía de Claudio Rodríguez sino en diferentes aspectos de la vida y la creación humanas.
Ya saben, aspirar a la justicia de lo imposible está al alcance de cualquiera, la utopía necesita de la participación de todos en la necesaria denuncia contra la estupidez general que quiere subyugarnos. ¡Anímense que entre todos se hará de mejor manera!
En fin, en fin, amigos Escuchantilandianos, ya saben como siempre son Ecos de Moribundia. Cuídense y quiéranse que nosotros por nuestra parte, ¿cómo no? lo seguiremos intentando.
Gracias Luis por tu comentario sobre la novela.
ResponderEliminarYa me gustaría hablar contigo sobre ello o que me contaras, tu crítica seguro que es instructiva para mí y sería bien acogida.
Un abrazote y encantado si lo pasaste bien leyéndola.