Atendiendo su propuesta, y ejerciendo la libertad que supone administrar un blog como éste en el que todas las semanas aparece mi comentario radiofónico en la emisora referida en ese título, paso a dar cabida a su petición, sobre la que podeis hacer los comentarios pertinentes.
Su carta dice:
"Ignoro cuanto duró la cicatriz en las calles parisinas cuando en el 68 se levantaron los adoquines. No sé si se repusieron sobre la marcha. Hoy he sido testigo de dos formas de hacer desaparecer el presente. Durante la manifestación a favor de que no se destruya Villagodio el rebaño de ovejas negras que nos acompañaban dejaron una firma inmejorable: la calle cagada. Inmediatamente al término de la misma regreso a casa y ya no vi ni rastro. Creo que tras o junto a la eficiencia del servicio de limpieza está la obsesiva goma de borrar contra el presente.
La segunda forma de borrarlo es edificar sobre él un significado nuevo. Alguna prensa titula la marcha contra el gobierno y su forma de placar al terrorismo (manifestación de forofos que gritan, como en un partido de fútbol, si ha sido o no penalti según convenga a su equipo) con la palabra INDIGNACIÓN. Esta palabra que algunos ya hemos puesto en el cajón de las sagradas y que desde hace unos meses procede del francés, concretamente de un francés muy digno, ya ha sufrido varios atentados. El primero fue en la tele donde haciendo guasa con los transeúntes se les preguntaba a bocajarro de qué estaban indignados. Hoy en la prensa y para con ese titular me parece un intento de vaciarla, de borrar su presente.
Indignación lo provoca alguien por una acción injusta o reprobable. No estoy de acuerdo en que la extrema derecha borre su pasado, y debería indignarnos, apareciendo de víctimas de la democracia para bendecir otras formas de terrorismo. Ni me parece que la palabra INDIGNACIÓN se le haya venido sin más al periodismo responsable de ese titular. Dice la noticia también que todo rastro de la manifestación quedó inmediatamente barrido.
Esta asepsia para con el Presente me parece otro motivo de indignación, en mi caso a lo Stéphane Hessel. Manché de mierda de oveja mis zapatos para que no se cometa un atentado contra Villagodio y su gente y porque no hay nada más inútil que una víctima sin presente."Y como siempre: ¡Salud y risas!
La verdad es que el amigo Fernando cada día está más crítico y eseo a este bloguero le parece muy bien.
ResponderEliminarEs verdad, ¡cómo se nos está animando el colega! Este Martos además de buen contador de cuentos es un CRAK
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