Esta vez hemos hablado sobre épocas de vacas flacas y vacas gordas presentes en la vida de todos y de cada cual, incluidos los políticos; nos hemos acordado de la responsabilidad que tienen los mandantes y mandantas de parecer lo que son es decir representantes públicos y no privados; y hemos incluido además las decisiones que han tomado los señores eurodiputados respecto de su interesante forma de volar hacia Estrasburgo.
Y al final, siempre tenemos que apelar a la supuesta buena conciencia de cada cual.
Hay que decir que en el comentario hemos confundido los nombres del señor Mayor Oreja, actual eurodiputado y anual visitante semanasantero de Moribundia, con el de su familiar Marcelino Oreja. ¡A disculpar! Deben ser "las edades del hombre".
Como siempre, pasadlo lo mejor posible
Ya sé que queda un poco raro el hecho de que uno se haga comentarios a sí mismo, pero quiero incluir aquí el artículo que ayer mismo, sábado 9 de abril, y en El País escribía el locuaz Carlos Boyero, y que, refiriéndose también al ¿qué hay de lo mío? de los eurodiputados, títulaba "Eurocámara, solo asco".
ResponderEliminarEl artículo decía lo siguiente: "Me ronda desde hace tiempo la aclaración de un enigma del que desconozco al autor. Dice algo así, tan contundente, brutal y lúcido para explicar los mecanismos más trascendentes del mundo como: "Es la economía, estúpido". Si ven ustedes ese documental tan patéticamente promocionado por Sony (con lógica, los acusados, tan listos ellos, dueños de todo, han deducido que es preferible que lo vean unos pocos, los inofensivos y cincuentones progresistas de toda la vida, a que alguien les acuse de censura) que se titula Inside job, retrato tan tenebroso como incontestable de los legitimados gánsteres que han dirigido la economía con Reagan, Clinton, Bush padre e hijo y el inmaculado Obama, sentirán asco e impotencia.
Queda lejos, ya se sabe que el aleteo de una mariposa o de actos tangibles o etéreos de una corte de infalibles hijos de puta en una geografía localizable puede desencadenar el caos y la tragedia en los restantes habitantes del planeta, que alentemos ansias concretas de guillotina hacia poderes tan lejanos, pero es probable que a cualquier eurodiputado esa plebe nacional a la que aseguran representar, les suelte un lapo (sí, esa excreción tan ordinaria, despreciativa, inculta, animal) si se cruzan con ellos en la calle.
Tuvimos cochambrosas noticias de esos manguis conservadores, progresistas, independentistas, fundamentalmente prácticos, con idiomas (presupongo), ardientes aunque intelectuales defensores de la patria en la compleja Europa, ante cosas tan livianas como que los concienciados pavos y pavas finiquitaban su jornada laboral al servicio de la sagrada cosa pública los jueves, pero logrando con trampas sórdidas esa ficha académica del viernes para pillar la dieta. Si te pringas por 300 euros, cuando nada va a modificar tu sueldo en la hecatombe que vive la mayoría, está dispuesto a todo. A calificar al supuesto rival ideológico de habitante de las cavernas o de comunista nostálgico. La cuestión es seguir volando en primera clase para demostrar la responsabilidad histórica que exige tu democrático cargo. No hay enfrentamiento de partidos ante el sagrado "qué hay de lo mío". Su misión es tan trascendente que necesitan la reflexión que proporciona el business. Sois repugnantes. Os seguirán votando"