Escuchantilandia 11/VI, Cadena SER, Zamora, 3-XII-10
Buenos días amigas y amigos Escuchantilandianos, que sí, que sí, que ya estamos en diciembre, que seguimos con ustedes, que hace un frío que pela y que el décimo año de este siglo crítico, se nos va de las manos sin percatarnos cómo los dineros públicos se pierden en auténticas chorradas o cómo el agua de las esperanzas se marcha por las mimbres podridas de la cesta política.
Y es que, como ustedes pueden observar, los proyectos que llevan a cabo las grandes e inconmensurales ediles y diputadas inteligencias de esta Moribundia nuestra en la que casi no pernoctan ni las aves, suelen ser proyectos bluff-bluff, o lo que es lo mismo proyectos de aire, pero aire maloliente, grandilocuencias huecas de ciudades líquidas y proyectos sobre un río cada vez más sucio y lleno de árboles semi-secos o rotundamente muertos.
Si es que, miren, da uno en pensar las cosas que pasan, y suele ocurrir, que debido a que el tiempo se las lleva, o bien porque alguien las manipula, allí donde parecía que iba a suceder algo más o menos bueno, luego resulta que ocurre lo que menos se esperaba y las consecuencias son penosas. Y así seguimos creyendo en las zarandajas que nos cuentan y continuamos viviendo conformándonos con las migajas que nos construyen nuestras mal preparadas autoridades.
¡Madre del amor hermoso! La pena que da contentarse con el espécimen de plaza construida en lo que fue parque de San Martín, donde el parque es parking y los jardines están ya desaparecidos entre el nuevo empeño por las pérgolas.
Y así vamos tirando, amigos Escuchantilandianos, en este juego carísimo que va “de la rotonda a la pérgola y de la pérgola a la rotonda”, y “ronda, ronda, el que no se haya escondido que se esconda”.
¡Uyuyuyuyuy! El peligro que tiene esto de los jueguecitos con el dinero de todos.
Escuchen otro pequeño ejemplo para ir abriendo boca. Como ya les he indicado en alguna otra ocasión, las luces del barrio de Pinilla donde uno vive, como las de los otros barrios, se apagan a las ocho de la mañana y uno, cualquiera, sube a la city-city a currar con el mundo a oscuras, mientras en el centro, donde no hay casi nadie, las luces nos ayudan a contemplar el rosario de tiendas y de negocios cerrados a cal y canto, y mientras tanto el “Super-Mega-Guay” Parque cercano a Valorio, recién reconstruido, tiene el farolamen encendido toda la noche y a tutiplén para evitar, dicen, que los presuntos, hipotéticos, y supuestos violentos ladrones actúen contra tal joya arquitectónica..
Así, así y con todas estas perlas, no me negarán, amigos, que cuando las cosas vienen de los mandantes y mandantas de por aquí y están relacionadas con sus penosas mandancias, algo acaba saliendo mal u oliendo raro, y me sigo explicando.
Como ustedes saben, después de todos los documentos revisados y todas las pruebas presentadas en los despachos de los abogados y de los fiscales sobre el asunto de la presunta venta manipulada de los terrenos del Plan Fermoselle de Moribundia; sí, sí, allí por la zona de la Playa de los Pelambres, Benidorm para los del pueblo; ahora resulta que el fiscal encargado del asunto archiva el tema y da un carpetazo solemne a todo el montaje, diciendo más o menos que no ha pasado nada de nada, y concluye que, como otras muchas veces, los protagonistas de estos Wall streets provincianos y marrulleros se van de rositas; y aquí, como siempre, la verdad sigue estando de huelga permanente o se ha ido de vacaciones, y, de nuevo, se cumple aquel viejo dicho de que “en este mundo mundete, el que más larga la tiene más la mete”, ¡la pata, la pata!, me refiero a “meter la pata”, no piensen ustedes mal.
Y es que siempre, a los mandantes se les ve el plumero, y a mi me da que a la postre estas cosas de provincia no las arregla ni las pone en su sitio el mejor Wikileaks del mundo al que se le ocurra descifrar, como han hecho con las embajadas americanas, los códigos de los mensajes que se mandan entre sí los mandantes, los empresarios y los manejadores y manipuladores de los dineros de todos.
Miren, si es que nos venden burras viejas y encima entre todos les echamos de comer calidad para que engorden. Y pasa aquí, y pasa en muchas partes de este país de pandereta. Por eso: ¡Qué vergonzoso sería si al final a la familia del cámara de televisión José Couso asesinado, dicen que presuntamente, jé-jé, por el ejército norteamericano, el gobierno de las españas les hubiesen vendido lluvia y además podrida, alargando y alargando el montaje sobre una verdad archidemostrada!
En fin, en fin, amigos Escuchantilandianos, ya saben ustedes que mentiras y engaños, como las meigas “haberlos haylos”. Como siempre, ya ven, son Ecos de Moribundia. Cuídense y quiéranse que nosotros ¿cómo no?, lo seguiremos intentando.
ASI HAN DEJADO LO QUE ERA LA ENTRADA A UN BOSQUE QUE SE LLAMA VALORIO
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