Entre la blancura de la nieve y rodeado de gente buena, he pasado unos días memorables jugando con el equilibrio confuso de un cuerpo que se va haciendo cada vez más torpe.
A pesar de todo, no me resigno a dejar de seguir siendo inquieto.
Hay algo fuerte, una voz -si se puede decir así sin caer en algún tipo de rollo sicológico-, que me anima a no dejarme caer.
No creo que se trate solamente del asunto ese de que comienza un año nuevo y hay que tener nuevos proyectos y buenas intenciones y todas esas zarandajas.
Con todo esto, me he acordado de una vieja canción de los ochenta, El vacío, de un grupo -Décima Víctima- estupendo y poco reconocido, que comenzó sus grabaciones con una canción memorable, aunque decían que siniestra, La voz que me persigue.
De estos buenos músicos hispano-suecos quiero recordar con vosotros esa canción El vacío, y aquí os la dejo:
http://www.youtube.com/watch?v=ZTVKFsSDoaU&feature=related
Cualquier espacio en el que la falta de compromiso lleve al derrumbe. Cualquier tiempo donde perduren las mentiras con las que nos anestesian. Cualquier silencio que no aspire a ser gozoso, sino dolorosamente entregado. Cualquier... Aún hay muchas cosas por hacer. Desde aquí estaremos en la radio, con la poesía y la música, o a partir de aquellos pensamientos que necesiten hacerse un hueco. Siéntete invitado y: ¡Vete tú poniendo el resto!
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